Y es que, bien por moda bien por salud, son muchos los que, en los ultimos años, se han sumado a los devotos de la producción orgánica. Pero, ¿qué es un producto orgánico? En general, se puede definir como aquel que no es producido, empacado y almacenado sin hacer uso de fertilizantes sintéticos, pesticidas o herbicidas, que son elaborados a través de procesos productivos ambientalmente limpios y libres de elmentos tóxicos.
Para que un producto sea considerado orgánico, éste debe haber sido producido de acuerdo a normas y reglas establecidas por organizaciones nacionales e internacionales que reglamentan el proceso de producción orgánica. Aunque estas reglas tienden a homologarse entre países, suelen diferir. Sin embargo, la mayoría parten de la definición de la Organización Mundial para Alimentos y la Agricultura de las Nacionales Unidas (FAO) en su Codex Alimentarius: "La agricultura orgánica es un sistema holístico de ordenación de la producción que promueve y potencia la salud del ecosistema, teniendo en cuenta la biodiversidad, los ciclos biológicos y la actividad biológica en el terreno". Esto se consigue aplicando, siempre que sea posible, métodos agronómicos, biológicos y mecánicos, en contraposición de materiales sintéticos, para desempeñar cualquier función específica del sistema. En el país, no se trata de un fenómeno nuevo. La primera iniciativa para insertar la producción agrícola en la República Dominicana se reomonta a 1982, año en el que se estableció una pequeña parcela de demostración en Río Limpio, en la Loma de Cabrera. En este primer período, muchos técnicos recibieron su introducción en la agricultura orgánica. Este fue el preámbulo de un proceso que ha ido involucrando a un mayor número de actores y cosechando éxitos, muestra de la creatividad que han ido demostrando los productores dominicanos para ganarse un mercado que, con la agricultura convencional, no les permitía ser competitivos. El café, cacao, mago y, especialmente, el guineo orgánicos han conseguido un papel protagonista en el mercado internacional, sobre todo el europeo. Hasta tal punto es así que se puede afirmar que más de la mitad del guineo orgánico que se comercializa en el mundo tiene etiqueta dominicana y, sólo en Europa, esta cifra supera el 80%.
Hasta hace bien poco, la producción orgánica tenía como meta última la exportación. El mercado interno era demasiado limitado como para que los empresarios hicieran el esfuerzo de insertarlos entre el público criollo. Sin embargo, gracias a iniciativas de diferentes sectores, en los últimos años esta percepción está cambiando y cada vez son más los dominicanos que buscan vegetales y frutas producidos de forma orgánica, por haber comprendido los beneficios para la salud y para el medio ambiente.
La creación de pequeñas cooperativas y asociaciones de productores de diferentes productos orgánicos ha contribuido, no sólo a conseguir posicionar los vegetales y frutas orgánicos criollos en el mercado exterior sino a ir sensibilizando, poco a poco, a sus compatriotas sobre las bondades de este tipo de producción.
Ana M. Muñiz Saber Vivir. Julio / Agosto 2006. No. 17
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